"Ni buenas , ni malas" por Belkis Cima
A diario se habla sobre las emociones, la educación emocional y hasta de su regulación identificándo aquellos efectos que producen en las actitudes y reacciones de las personas para darles así un nombre.
Muchas veces pasando
entre grupos, de niños, llegué a escuchar: “de eso no hablemos, da miedo y
está mal…”
¿Está mal sentir miedo? ¿Podemos vivir siempre alegres?
Profundizando en el miedo, la alegría, aparecieron la sorpresa, la tristeza, el
asco y hasta la ira, peligrosa y dañina.
Estas reacciones son nuestras emociones, que no son ni buenas, ni malas,
simplemente emociones y todas muy necesarias.
Podemos darles un
tinte oscuro o uno diferente y van a tener uno u otro efecto en nuestro
bienestar y en el de los demás.
No suelen presentarse solas, generalmente van acompañadas.
Es fácil reconocer a quién está alegre, sus ojitos se achinan y la sonrisa se
extiende de oreja a oreja, se siente feliz y también puede sentirse enamorado.
Es un combo de emociones que hacen bien.
No pasa desapercibido un rostro deprimido, un cuerpo invadido por la tristeza y
cargado de ansiedad.
Tampoco se pueden esconder unos ojos rojos embriagados de furia, ira, malestar.
Los comportamientos que devienen de cada una de ellas pueden desencadenar
acciones positivas o negativas.
Siempre nos dan señales, aparecen ante un cierto estímulo y se manifiestan a
través de respuestas orgánicas involuntarias.
Frente a cualquier emoción nuestro cuerpo comienza a manifestar signos a través
de gestos, movimientos, tono de voz y hasta la forma de pararnos ante los
demás.
A esa sensación que sentimos en nuestro interior con fuerza para impulsarse al
exterior le damos un nombre y es así como surgen las emociones.
Descubrir, conocer, identificar, regular y educar las emociones es fundamental
para
encontrar un cambio de perspectiva, una forma diferente de mirar todo lo que
nos rodea. A veces no será tan placentero pero tampoco tan terrible.
Como cierre dejo una idea tomada de las palabras de Lisa Feldman Barret:
Las emociones varían de cultura en cultura, no son provocadas sino que las
creamos nosotros, surgen de la combinación de las propiedades físicas del
cuerpo y un cerebro flexible en conexión con el entorno cultural y educativo.
¿Y vos, ya aprendiste
a conocer y regular tus emociones?
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